Así Hueles, Así Eres
Respecto de los perros, no todo es tan simple como parece, pues no sólo de aullidos se alimenta su lenguaje. El olfato constituye, también, una forma de comunicación.
Y a un can le bastará un simple olor a orina para identificar el sexo, la edad, el estado de salud e, incluso, el tipo de alimento que acaba de ingerir el que la ha depositado.
Esto es posible, porque la orina lleva disueltas ciertas hormonas que varían con base en los datos anteriormente citados, y algunos más, puesto que el investigador también sabrá el estado de ánimo de su colega y si ha mantenido o no relaciones sexuales.
Por ello, nadie puede extrañar que los canes metan la nariz en farolas, esquinas, árboles, llantas, autos. Todos estos rincones constituyen para ellos fuentes de información; algo así como el periódico canino de la colonia.
Después de informarse, suelen aportar su granito de arena con la última noticia, cubriendo las huellas anteriores con la suya propia.
Por lo general, se tiende a creer que si menea la cola está contento; si gruñe, enojado; si nos da con la pata, quiere salir a la calle, y en ocasiones, es posible que así sea, pero el lenguaje del perro es mucho más amplio, y no basta con un par de interpretaciones más o menos acertadas para lograr una total comunicación.
De hecho, en muchas ocasiones se producen situaciones un tanto embarazosas: no es difícil, por ejemplo, ver a un perro desesperado porque necesita evacuar, mientras que su amo le llena la vasija de agua creyendo que tiene sed.
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